La ópera del gas llega a Europa


Viena, año 2002. Un reducido grupo de directivos austriacos del sector de la energía invitan a sus homólogos de Turquía, Hungría, Bulgaria y Rumania a ver una obra de Verdi representada con poca frecuencia. La cita no tendría ninguna relevancia mediática si no fuera porque el día se lo han pasado planeando un gasoducto de 3.300 kilómetros desde el Caspio, capaz de transportar hasta 31.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año allende el mercado europeo. El acto culmina con la ópera de Nabucodonosor justo cuando expulsa de Mesopotamia a los judíos, por lo que entienden que es de recibo llamar al gasoducto Nabucco. Por cierto, no pasa por Rusia.

Moscú, cinco años más tarde. Romano Prodi y Vladimir Putin apañan un acuerdo entre el gigante Gazprom y la italiana ENI para construir el South Stream, el rival de Nabucco que pretende unir energéticamente Rusia y la Unión Europea sin contar con la conflictiva Ucrania, y atravesando el mar Negro. Llegan tarde podrían pensar los incautos. Pero no, el Krémlin se las ingenió para ‘comprar’ a Serbia, Austria y Bulgaria y de paso doblar la capacidad del Nabucco en hasta 63.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año. Leer el artículo completo.